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Archive for 4 de diciembre de 2013

Siempre es preciso saber cuándo se acaba una etapa de la vida. Si insistes en permanecer en ella más allá del tiempo necesario, pierdes laalegría y el sentido del resto. Cerrando círculos, o cerrando puertas, o cerrando capítulos, como quieras llamarlo. Lo importante es poder cerrarlos, y dejar ir momentos de la vida que se van clausurando.

¿Terminó tu trabajo?, ¿Se acabó tu relación?, ¿Ya no vives más en esa casa?, ¿Debes irte de viaje?, ¿La relación se acabó? Puedes pasarte mucho tiempo de tu presente “revolcándote” en los porqués, en devolver el cassette y tratar de entender por qué sucedió tal o cual hecho. El desgaste ya a ser infinito, porque en la vida, tú, yo, tu amigo, tus hijos, tus hermanos, todos y todas estamos encaminados hacia ir cerrando capítulos, ir dando vuelta a la hoja, a terminar con etapas, o con momentos de la vida y seguir adelante.

No podemos estar en el presente añorando el pasado. Ni siquiera preguntándonos porqué. Lo que sucedió, sucedió, y hay que soltarlo, hay que desprenderse.
No podemos ser niños eternos, ni adolescentes tardíos, ni empleados de empresas inexistentes.¡Los hechos pasan y hay que dejarlos ir!

Por eso, a veces es tan importante destruir recuerdos, regalar presentes, cambiar de casa, romper papeles, tirar documentos, y vender o regalar libros.

Dejar ir, soltar, desprenderse. En la vida nadie juega con las cartas marcadas, y hay que aprender a perder y a ganar. Hay que dejar ir, hay que dar vuelta a la hoja, hay que vivir sólo lo que tenemos en el presente…

El pasado ya pasó. No esperes que te lo devuelvan, no esperes que te reconozcan, no esperes que alguna vez se den cuenta de quién eres tú… Suelta el resentimiento. El prender “tu televisor personal” para darle y darle al asunto, lo único que consigue es dañarte lentamente, envenenarte y amargarte.

La vida está para adelante, nunca para atrás. ¿Noviazgos o amistades que no clausuran?, ¿Posibilidades de regresar? (¿a qué?), ¿Necesidad de aclaraciones?, ¿Palabras que no se dijeron?, ¿Silencios que lo invadieron? Si puedes enfrentarlos ya y ahora, hazlo, si no, déjalos ir, cierra capítulos. Dite a ti mismo que no, que no vuelven. Pero no por orgullo ni soberbia, sino, porque tú ya no encajas allí en ese lugar, en ese corazón, en esa habitación, en esa casa, en esa oficina, en ese oficio.

Tú ya no eres el mismo que fuiste hace dos días, hace tres meses, hace un año. Por lo tanto, no hay nada a qué volver.

Cierra la puerta, da vuelta a la hoja, cierra el círculo.

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Esta que es una frase de una canción de Arjona, parece si reflexionamos en ella, casi la esencia de la vida, pero el tema de fondo es preguntarse cómo hacemos esto.

Este fue el tema de una conferencia para la fundación Amanoz que tiene voluntarios que cuidan a personas de la tercera edad, pero creo que la frase es aplicable a todos los ciclos de la vida y aquí quiero expresar una síntesis de lo que expuse en esa conferencia que apunta un poco a mostrar una mirada del COMO hacer lo que la frase dice en cualquier momento de nuestra vida.

Una de las cosas que mencioné para poder cumplir la frase fue que teníamos que tener la capacidad de estar más conectados con el presente, con el ahora. Cuando vamos a un cumpleaños llevamos un “presente”, que es un regalo, y así debiéramos ver el ahora, como un regalo que hay que saber valorar como un momento único e irrepetible. La verdad es que ocupamos tanto tiempo pegados en el pasado recordando buenos o malos momentos, o hipotecando nuestras vidas a un futuro que jamás llegará, es cómo una apuesta en el vacio. Esto nos impide conectarnos con el ahora y poderlo disfrutar. A mi me pasa en estos momentos de tanta tristeza que paso gran parte del día en un pasado recordando los momentos que viví con él y eso indudablemente me impide gozar de los regalos del cada día. Es un trabajo duro con el que batallo a cada segundo.

El segundo elemento importante para ponerle vida a los años es la capacidad de ser agradecidos y tener sentido del humor. Quizás para ser esto hay que re-aprender a ver aquellas cosas que no vemos porque no tienen costo, cómo poder apreciar el sol, la temperatura del agua de la ducha para quienes pueden hacerlo, el olor al pan tostado, el dormir en una cama y ojalá con sábanas limpias, etc…, son tantos los regalos que recibimos en el día que no vemos que por lo mismo no podemos o nos cuesta más disfrutar de lo cotidiano. Parece que para decir que tuvimos un buen día, nos tienen que pasar cosas “especiales”, porque las comunes y corrientes no las vemos.

Un tercer elemento mencionado en la conferencia fue el trabajar por tener un sentido de trascendencia frente a lo que se hace. Yo le puedo llamar fe, pero otros podrán llamarle cómo quieran, encontrar un “para que” ocurren las cosas parece ser fundamental en los momentos díficiles.

Entender que de lo bueno se goza y de lo malo se aprende parece ser fundamental para decidir ser feliz y ponerle suficiente “vida” a los años.

Un último punto tratando de sintetizar todo lo dicho, me parece restablecer en forma importante los vínculos de confianza dentro de este país, la capacidad de mirarnos a los ojos, para saludarnos en lugares públicos como los ascensores, para ser gentiles, etc. Muchos de ustedes dirán y con razón que esto no soluciona nada, pero nadie puede negar que esto no cambia la sensación de convivencia social y que es más grato el día y porque no decirlo la vida cuando en un país , se cree como en otros que conozco que no hay desconocidos sino solo gente con la cual no me he vinculado.

El cuidar nuestras familias, usar lo mejor para nosotros, el gozar de momentos simples y hacer lo anterior parece ser un buen resumen de cómo colocarle vida a los años y no al revés como a muchos nos pasa a veces.

Autor: Pilar Sordo (Psicóloga)

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